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Aunque no lo digan públicamente, Gregorio Pérez y Marcelo Gallardo habrán quedado preocupados después del partido clásico del viernes. El de Peñarol porque su equipo careció de un guión futbolístico que lo ilusione para el futuro y el de Nacional porque Leonardo Burián no cumplió una actuación convincente en el arco. Son detalles a mejorar de cara a la actividad oficial.
Es verdad que el encuentro fue amistoso y que se trató del primer test match después de una semana de exigente acondicionamiento físico. Pero en el caso de Peñarol el tiempo apremia ya que el 26 de enero debuta en la Copa Libertadores. Son dos partidos frente a Caracas de Venezuela donde no puede fallar, porque se puede quedar con las manos vacías.
Gallardo tiene más tiempo y Burián ya demostró que tiene categoría para atajar en el primer equipo de Nacional. Tal vez la flojedad del viernes en el gol de Cristóforo, en un cabezazo de Zalayeta y la salida tardía en un centro sean producto de la ansiedad.
Esperó mucho tiempo la gran oportunidad y ahora la tiene frente a sí. Rodrigo Muñoz ya entrena bajo el calor asunceño y Burián tiene todo el arco a su disposición. Debe aprovechar el momento porque detrás suyo está Jorge Bava, un golero que ya supo vestirse con esas ropas y dejó una muy buena impresión.
Fuente: ElObservador
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